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El Gran Dictador (1940). Un deber moral

Actualizado: 26 ago 2020

"Si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar El gran dictador; no habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis; no obstante, estaba decidido a ridiculizar su absurda mística en relación con una raza de sangre pura'.' Palabras de Charles Chaplin.


Y a pesar de estas dudas posteriores, El gran dictador supuso una de sus películas mas queridas y de sus producciones más difíciles. El germinador de la idea fue el productor Alexander Korda, en 1931. A Korda le llamó la atención la semejanza de

bigotes entre Adolf Hitler y el vagabundo que encarnaba Chaplin en la pantalla (en Estados Unidos no tenía nombre y en Europa, desde que se le bautizo así en Francia, se denominaba Charlot a ese personaje. El cineasta rumia la idea. Él no era judío ( su padre sí), sino protestante.

Pero le interesaba el dolor de la humanidad, fuera cual fuera su condición, religión o idea política. Venía de estrenar con éxito Tiempos modernos (1936), un alegato contra la deshumanización del mundo, era el artista de cine más famoso y taquillero desde finales de los años veinte, y estaba preocupado ante la creciente ola de fascismo. Sin embargo, sigue dándole vueltas a otros proyectos que le acompañaban durante años: Hamlet, la vida de Napoleon... Incluso, en una visita a la isla de Bali, rueda un montón de película documental por si lleva a la pantalla La pequeña salvaje de Bali, un guión protagonizado por la en aquellos años su pareja, la actriz Paulette Goddard. A un grupo de amigos le comenta otra idea nueva para un futuro guion: un comediante famoso finge ser un extra para conquistar a una chica de clase baja. Durante mucho tiempo lleva esa doble vida hasta que un día se arruina, pierde la popularidad y descubre que es feliz con su matrimonio modesto. Pero el éxito que le dio la reflexión y la comedia sobre hechos actuales, los cimientos de Tiempos modernos, le empuja hacia el otro poderoso bigote mundial. "De repente vino a mi' la inspiración. En mi papel de Hitler yo podía arengar a las multitudes en una jerga de mi invención y hablar todo lo que quisiera. Y en mi otro papel de vagabundo, podía permanecer más o menos callado. Una parodia de Hitler era una ocasión para la burla y la pantomima. Además, pronto encuentra otras coincidencias entre el dictador nazi y el: ambos medían lo mismo (1,65 metros), pesaban casi igual y habían nacido la misma semana del mismo mes (abril) del mismo año (1889). Pronto comenzó con el guión, que se convirtió en el Proyecto número 6 y en su primera película íntegramente sonora (13 años después del triunfo del sonido en las salas).

Aunque en Tiempos modernos varios personajes hablan y hay un fondo musical compuesto por Chaplin, será El gran dictador el primer filme en el que el publico oiga la voz del cineasta.



Si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar El gran dictador

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