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Casablanca (1942), un rodaje lleno de problemas, imprevistos y casualidades.

Actualizado: 14 may 2020

Sorprende que este Clásico del Siglo XX imprescindible en la historia del cine estuviera sujeto a una producción tan complicada, tan llena de problemas, imprevistos y casualidades, de cuyo resultado final puede asegurarse que fue producto a partes iguales tanto del talento de sus autores como de la intervención del azar.

Humphrey Bogart e Ingred Bergman rodando en Casablanca
Humphrey Bogart e Ingred Bergman rodando en Casablanca

Desde el principio, Casablanca fue inusual: se inspiró en una obra de teatro que había sido rechazada por los empresarios de Broadway, cuando lo habitual era que Hollyvvood sólo se interesase por los grandes éxitos. "Everybody comes to Rick's" había sido escrita por Murray Burnett y Joan Alison, quienes durante un viaje por Europa se habían sentido conmovidos por el drama de los refugiados políticos que allí conocieron. Visitando un café de Viena, hicieron amistad con su pianista y pensaron que un personaje como el seria adecuado para centralizar las diversas historias sobre refugiados que iban a escribir. La lectora de guiones de la Warner Bross., Irene Lee, tuvo acceso al libreto y sugirió su adaptación al cine al muy influyente Hal B. Wallis, brazo derecho del omnipotente Jack Warner y productor ejecutivo del estudio. Wallis no tardó en adquirir los derechos de la obra, aunque con la exigencia de cambiarle el título. Tras el éxito obtenido pocos años atrás por Argel, de John Cromvvell, con la belleza de Hedy Lamarr y el glamour europeo de Charles Boyer, le parecía acertado un título de similares resonancias exóticas. Dos prestigiosos guionistas, Julius y Philip Epstein, comenzaron a escribir la adaptación cinematográfica de la obra teatral mientras la productora buscaba con urgencia a los actores que fueran a interpretarla. Durante el proceso de Casting corrieron diversos rumores sobre los personajes principales. Uno de los mayores rumores fue el papel de RIck iba a ser interpretado originalmente por el entonces actor y después presidente de los Estados Unidos Ronal Reagan. Este rumor se originó por un comunicado de prensa que emitió el estudio al inicio del rodaje en donde se afirmaba esto, sin embargo era poco probable que se llevara a cabo , ya que Reagan estaba a punto de entrar en ejército en esos momentos. Se dice también que Hedy Lamarr rechazó el papel protagonista porque el guión no estaba aún terminado, y que la actriz francesa Michele Morgan pidió 55.000 dólares por interpretar a llsa, mientras que Ingrid Bergman se conformó con 25.000 dólares.

En cualquier caso, conseguir a Ingrid Bergman no fue tampoco fácil, ya que estaba contratada en exclusiva por David O'Selzniclk, el no menos todopoderoso productor de Lo que el viento se llevó. Wallis consiguió intercambiarla por Qlivia de Havilland, no sin que antes Selznick exigiera a los guionistas que le aclararan de que trataba Casablanca. Los hermanos Epstein, que aún no habían escrito ni la mitad de la historia, improvisaron en su despacho un relato imaginado, incluso con diálogos que permanecieron en la versión definitiva: -¿ Dónde estuviste anoche, Rick? -Hace mucho tiempo de eso. No me acuerdo. -¿Te veré esta noche? -Nunca hago planes con tanta antelación. O -¿ Cual es su nacionalidad, Rick? -Borracho. Sin embargo, los Epstein no llegaron a terminar el guión. El director Frank Capra les había convocado para escribir una serie de documentales patrióticos "Por que luchamos" (Why luchamos) y se vieron obligados a cambiar de temática. Les sustituyó Howard Koch, que, frente al sentido irónico de los Epstein, hizo hincapié en que la película mostrara la necesidad de sostener valores morales en tiempos de guerra. Un cuarto guionista, Casey Robinson, no acreditado en los títulos, abundó en el carácter romántico de la historia... ("¿Ha sido un cañonazo o los latidos de mi corazón?"). Cada cual, pues, llevó la película por su propio camino, alterando de continuo el rodaje para desesperación del nervioso director húngaro Michael Curtiz.

Sin embargo, no fue Curtiz el primer candidato a director. Hal B. Wallis había considerado antes al gran William Wyler, que tras de sí tenía los recientes éxitos de Cumbres borrascosas, La carta o La loba; William Keighley, que, junto a Curtiz, había dirigido Robín de los bosques, el mayor triunfo de Errol Flynn; y hasta al especialista en serie B Vincent Sherman, que años después sería conocido por su sabia manera de dirigir a actrices, pero aún de poco relieve en 1942. Curtiz, desesperado al no tener en la mano el guión definitivo de la película, reñía de continuo a todo el equipo en su pésimo inglés, tartamudeando, ademas, su enfado. Especialmente insultaba a su ayudante, Lee Katz, al que calificaba de estupido. Katz, harto de tanta bronca, le replicó cuando el le mandó al infierno. “Al infierno se va usted, se va usted, se va usted... sir'.' Desde entonces se llevaron mejor. Katz consideraba a Curtiz el director mas experto con quien había trabajado. Le admiraba por su capacidad para resolver situaciones difíciles, como la que se crea en la secuencia final de la película, en el aeropuerto, cuando se despiden los amantes. Dadas las estrecheces económicas de la producción, el aeropuerto se había construido en un pequeño estudio, y el avión no pasaba de ser una maqueta que saltaba a la vista. Curtiz resolvió la penuria de sus medios contratando a unos enanos que se movieron alrededor de la maqueta, dando la sensación de realidad. Y de presupuesto holgado. El tiempo corría sin que ningún guionista diera con el final de la historia.


La película se rodo casí por completo en los Estudios de Warner Bros situados en Burbank California, con la excepción de una secuencia que se dordó en el aeropuerto de de Van Nuys en los Ángeles, y unas breves tomas de Paris. Otra de las curiosidades de Casablanca, menos conocidas son los problemas que hubo durante el rodaje entre Humphrey Bogart e Ingrid Bergman debido a la diferencia de altura entre los dos. La actriz sueca era cinco centrimetros más alta que Bogart, algo que incomodaba al actor, y para disimular Bogbart se subia a algo, usaba calzas en los zapato o se sentaba sobre cojines , para permanecer más alto en las escenas en las que aparecían jumtos.

¿Abandonaría llsa a su marido para quedarse en brazos de Rick, su autentico amor? Lo cuenta Ingrid Bergman en sus memorias: “El guión se modificaba sin descanso y rodábamos a diario a partir de cero: nos entregaban el diálogo y procurábamos encontrarle su sentido. Nadie sabia en que lugar ocurría la trama ni cómo finalizaría ésta, lo que, desde luego, no contribuía a que diéramos verosimilitud a los personajes. Yo le preguntaba a Michael Curtiz aspirando a precisar de quien estaba enamorada, y el me respondía: “Aún no lo se, mientras tanto... actué". Fueron de nuevo los hermanos Epstein quienes, al reintegrarse al proyecto, dieron con la solución. Y sólo con relativa fortuna, puesto que, una vez acabada toda la película, el productor Wallis hizo introducir una nueva frase: "Creo que este es el principio de una buena amistad',' que Bogart dirige al desvergonzado jefe de policía. Al que, por cierto, poco antes ha amenazado con su pistola: “Recuerda que te estoy apuntando al corazón',' a lo que replica fríamente el francés: "Es mi punto menos vulnerable'.'




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